Así, solo entre tanta gente,
mirando al tendido
la luz que cubre de sombras
las huellas que merodean mis sueños
más allá del ayer, que todavía no ha llegado,
ese es el lugar que quiero compartirte
ahí, atravesado en el barro
sin moverme de nuestro sitio
quizá descolorido de bregar,
disfruto tu pesar, como si mío
fuera tu destino, ángel de fuego
deshaces con tu mirada, el calor de
este mi corazón entregado, dame solo
ese minuto infinito
de tu inmarcesible deseo
yo adolezco, en la penumbra del cielo
que no me ilumina,
si tu no me acompañas
cada minuto, cada pensamiento,
cada mirada, cada grito,
ahí, estaremos clavando el hierro
de la esperanza mutua,
forjado y retorcido, pero longevo
hasta la lontananza de ese deseo
...