La conocí en el silencio…
la percibí en la distancia;
fue idea y real complemento,
que sin verla alimentó una esperanza.
Ella fue fruto inesperado…
llama ardiente en mi espacio frío;
que como rayo de luz reflejado,
entró vívido en mi vacío.
Era preeminente la ternura…
que sus palabras desbordaban en sus mensajes;
señal nocturna en mi cielo obscuro,
como luz de estrellas fugaces.
¡Qué inédito sentimiento!...
¡Qué emoción más arraigada!
que sin verla y conocerla,
mi corazón revoloteaba.
Tengo temores…no lo niego,
de plantar una ilusión en el desierto;
que litiga en mi interior día a día,
generando alegría y desconcierto.