Esta tarde en la distancia,
Al contemplar tanta gente
Me sorprendí de repente
Al respirar tu fragancia;
Luego miré tu prestancia,
Tan lejana, tan ausente;
que tu desdén, llama ardiente,
Esfumó tanta elegancia;
Y no me diste siquiera,
Aquella bella sonrisa;
Como si nada existiera,
Te marchaste muy de prisa;
Tal vez, un poco altanera,
Tornaste mi amor, ceniza...