Mis noches eran tranquilas, sin sueños complacientes
de emociones dormidas, amor, pasión y sexo ausente.
Dormía yo plácidamente cuando de pronto su sombra vi
escuché un sonido extraño, sentí miedo; me estremecí.
¿Quién eres? pregunté; aléjate no interrumpas mi paz.
Pero aquella sombra maléfica seguía susurrando su mal.
“Fui enviado a tu solitaria vida para cambiar tu sino
volverás a ser la mujer alegre que desvió su camino”
“No quiero tu extraña presencia, escrito esta mi destino
no puedo ver tu rostro ni cuerpo, solo siento tu latido\"
La sombra despacito se alejó; creí que había soñado
la noche siguiente desperté y ahí estaba a mi lado.
Decidí encender la luz y tal fue mi gran sorpresa
descubrir que era vampiro, buscando su nueva presa,
tratando de convencerme para beber de mí sangre
pero yo sería más fuerte, lo derrotaría al instante.
Así pasaron cien noches siempre me visitaba
con palabras seductoras que a mí, ya me gustaban.
Mi fortaleza desvaneció y sin poderlo yo evitar
me sometí a sus colmillos, mi sangre quería probar.
Supo como seducirme para el seguir chupando
mientras yo poquito a poco ya me estaba enamorando.
Mi pasión y lujuria despertó, me hizo perder la razón,
clavo su colmillo en mi pecho y se robó mi corazón.
Así han pasado mil noches; el cambió mi destino.
Tengo que confesarles; me enamoré de un vampiro.