¡Qué linda está la mañana…galana!,
con rayitos de luz amarillentos,
del color de tus ojitos contentos,
el que mi corazoncito engalana.
Tu presencia me rebosa de aliento,
y entregas gozos cada mañana,
con tu sonrisa alegre y solana,
cargada de amores y sentimiento.
Tu carita carialegre y sana,
tesoro divino en tu advenimiento,
son el tilín, talán de la campana,
que despierta mi corazón sediento,
de luz brillante que siempre se ufana,
de día, de noche, cada momento.