Héctor

—Reconciliación—

 

Cede la tempestad
viene la calma,
que al despertar
ella en la cama.

 

Cruzan miradas
emocionadas,
sin decir nada
ella enamorada.

 

Pasan las horas
como locomotora,
por llegar la hora
de la alcoba.

 

Al final del día
a vivir la vida,
con alegría
y, simpatía