Disparos del instinto. Soneto
Sucedió al despuntar la madrugada
que sacamos las armas de su cinto
y se oyeron disparos del instinto
con sollozos de gozo en la almohada.
Y fue nuestra sonrisa alborozada
la que hizo iluminar aquel recinto
que siendo el mismo, resultó distinto
por llevar la pasión a la alborada.
Así fuimos llegando al nuevo día
muy juntos con la paz que da el amor.
De las aves oímos melodía
y aspiramos del jardín tenue olor.
Pediste de mis besos ambrosía
que dejara en tu boca... buen sabor.