EL VIENTO PASÓ DE LARGO
Cuando el peso de los años
sobre los hombros gravita,
se alargan los pensamientos
y la existencia levita.
En la memoria palpitan,
del pasado los recuerdos,
mente y cuerpo se coaligan,
para seguir el sendero.
Sendero donde nos lleva,
con cicatrices y heridas.
Un bagaje de experiencias,
de triunfos y fatigas
y de errores un rimero,
de inseguridad y dudas.
Al fin, que no estando escrito,
llega sin pausa, a escondidas.
Profetas quiere el ingenuo,
que alimenten sus mentiras.
Voces, que al ser escuchadas,
con sus ideas coincidan.
Altisonantes palabras,
que al frágil mortal cautivan.
Matices que parasitan,
mentes, órganos y vidas.
Profunda la soledad,
que al que la elige cautiva.
Profundizando en las fibras,
que riman como el cantar,
de las notas que se agitan.
A sus demonios combate,
la soledad que fustiga,
sus astucias y mentiras.
Con el peso de los años,
más ligera es la sonrisa,
que se dibuja en los labios,
tersos de tanta fatiga.
Se torna la piel más fina,
de los pensamientos sabios,
en los surcos de su ruta,
caminos que se transitan.
Sobre los ojos reliquias,
de pasarelas de días,
caminando con la prisa,
de la juventud que obliga.
En la serena mirada,
de la paz y la armonía.
En sarmentosas caricias,
de zumos puros de vida.
El viento paso de largo,
pero acarició la brisa.
De los hirsutos cabellos,
blanca nieve en sus orillas.
A.L.
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21/01/2020