En noches de luna llena, se acerca hasta la ventana
gime como un alma pena, y sus manos son heladas,
viste con ropas antiguas su cabellera es muy larga
elegante caballero, de la mirada dorada.
Cruza sin tocar las rejas, su rostro es de cera pálida
hay un aroma en su cuerpo, dulce, de flores extrañas
se recuesta así en el lecho, tan solo le mira y calla,
viene hace más de mil noches, y al amanecer se marcha.
Pero esta vez hay luceros que brillan en su mirada
sus manos deshacen sedas, su boca requiere el alma
y pone sobre los labios, sus labios de pura escarcha
siente el cuerpo enfebrecido, se derriban las murallas.
La eternidad es suspiro que de la muerte se escapa
hunde en su carne el hambre, descomunal milenaria
y se escapan en la noche ardiendo en la llama fatua
bebe de la sangre fresca, roba la esencia encantada.
Obsequio de vida eterna, ceremonia que los ata
dueños de noches sin sueños, sueños de eterna nostalgia
se encuentra por todas partes esta especie hecha de magia
no es leyenda es la verdad, aunque quieran ocultarla.