Esta es una fábula escrita en clave poética.
Una abejita vagabunda,
al bosque se fue a volar,
y a su padre, y a su madre,
nada les fue a contar.
Pensaba que era libre,
libre para volar,
y en los riesgos y el peligro,
no se puso a pensar.
Ella quería disfrutar,
de la flora natural,
pero sola en el bosque,
ponía su vida a peligrar.
Las horas poco a poco pasaron,
sus padres empezaron a preocupar,
porque la abejita inquieta,
los hacía esperar.
Empezó a ocultarse el sol,
y la abejita se puso a llorar,
postrada en un girasol,
de miedo comenzó a temblar.
La noche repentinamente caía,
y no encontraba ¿qué hacer?,
una araña muy cercana,
telaraña le empezó a tejer.
¡Quería atraparla!,
porque hambre ella tenía,
y al atraparla sabía,
que la abeja se comería.
Los padres en su búsqueda salieron,
penetrando en el bosque obscuro,
y al oír el llanto de la abejita,
los puso en mayor apuro.
Pero a tiempo llegaron,
para salvarla de la araña,
que con habilidad especial,
utilizaba sus mañas,
tejiendo a su alrededor,
la mortal trampa con valentía,
porque su estómago chillaba,
del hambre que tenía.
La fábula aquí termina,
mostrando una gran hazaña,
del amor que hay en los padres,
en lo profundo de sus entrañas.
Y la abejita vagabunda,
aprendió muy bien la lección,
de no salir sin permiso de sus padres,
y sin ninguna protección.
Moraleja: “La desobediencia trae peligrosas consecuencias”
Escrita por: Freddy Kalvo