Permíteme que te deshuese de a poco,
déjame tocar tu cuerpo como un loco
mordiendo la carne magra de tus piernas
con olor a flores y fragancias tiernas.
Quiero arrancar cada poro que te toco;
atragantarme cada vez que te choco
con el rumor de tus palabras eternas
con las que me enloqueces y me gobiernas.
Y después de terminada la tortura
que te apliqué con sevicia y con locura
repararte y volverte a sementar.
Poner tus piernas en su lugar normal,
tenerte presa como a un manso animal
al que a dientes volveré a fragmentar.