Dario Antonio Caucelo Tey

CONSECUENCIAS PERMANENTES DEL AYER

Pinto con colores de la noche,

lo que aquellos días pinté

con la paleta de la aurora

más temprana y etérea,

pues mis ojos son ahora laberintos

monocromáticos arrasados por durezas 

del alma.

 

Conmigo, las reminiscentes vanidades

que provocaban cegueras románticas,

donde era cómplice de los carcelarios delirios amorosos,

porque en la soñada libertad que hubiese tenido,

no era yo sino el amor y por ende otra persona.

 

Cuando despierto por el asesino de quimeras,

con inmediatez rondan por la cima de mi cuerpo 

unos buitres leonados, 

carroñeros al acecho de los recuerdos heridos,

que poco a poco me aceleran hacia la diástole infinita.

 

No era yo sino el amor,

esposado con sus blandas fauces impertinentes,

No era yo sino los sueños,

las imágenes utópicas de pecadoras curvas.

No era yo, eran tus besos como estacas de plata.

No soy yo, sino las permanentes consecuencias del ayer.