JEB

Sal y arena

¿Alguna vez te has preguntado que es morir?

Repetía el viejo a los tristes que se tendían al borde del muelle, ellos, los que rezan, finge no oír porque las olas gritan vientos, pero he aquí un joven que en el aire presto oídos y escuchó un zumbido qué fórmulaba:

¿Alguna vez te has preguntado que es morir?

El viejo qué más que viejo era hueso, piel y palabras trono las rodillas para sentarse junto al muchacho que lo examinaba

¿Dime lo has pensado?

Mientras el anciano comenzaba a hablar el viento parecía asentarse y las aguas dormir.  El joven se limito a negar con la cabeza

¿Entonces qué haces aquí sangrando miedo?como tú los he visto por docenas, vienen con esas manos nerviosas, buscando una y otra vez en un rosario, lo frotan, lo invocan y nada, veo que imploran en silencio; He visto cómo les llora el mar de los ojos y sus aguas van dejando rastros de sal y arena en sus mejillas

Si tú vienes curioseando al borde de la noche, cuando las aguas quieren darse a la fuga con la luna, si tu corazón ya siente la presión y axfixia de la Inmensidad que es el mar, yo creo saber en lo que estas pensando

Y usted que ya ha contemplado la pregunta de tantos ¿sabe la respuesta?

El viejo sin dejar de anclarle la mirada al joven extendió su brazo señalando la enorme depresión

Al menos para nosotros, los pobres diablos, los huérfanos de amor, es aquí donde venimos a disolvernos

Déjame decir algo, la muerte y el mar tienen cuatro cosas en común

Primero: al dúo debes tenerle respeto

Segundo: mientras más te adentres menos entenderás, son muy grandes y no se conoce si hay un fin

Tercero: si profundizas lo suficiente para tener el conocimiento vivirás un latido

Y cuarto: Ambos empiezan con \"m\"

No puedes advertir que hay bajo sus tonos, ni desifrar cuanta agua hay en el

Entonces el mar que había estado adormecido tembló, tembló como tiembla el enfermo y acto seguido estaba embravecido azotando las rocas con ira

Déjame auxiliarte, da la vuelta y huye de esperar, corre, corre, corre por pastizales hasta a la vida encontrarle sentido porque aquí no hay nada más que el abismo que te ve de regreso, dónde el mar llena la curva del mundo

El joven al entender que lo último que necesitaba el anciano para morir era decir un poema, al verlo tan dispuesto de perderse entre los años y la memoria de los demás temió por su vida y aún sin todas las respuestas dio media vuelta, corría y corría ahuyentado por la espuma que prometía darle un fin de fantasía. Alejandose, de pura sospecha los ojos del joven buscaban como buzos en el agua a su acompañante que ya había dado un salto al vacío

En la lejanía podía ver el velo qué era la cabellera del anciano, larga y blanca flotando cómo red de pesca y despues... nada, el abismo abrio su hocico y se lo trago entre corrientes y el aire estallo en una llovisna seca que arrastro hasta las mejillas del muchacho sal y arena, de esa que sale cuando a uno se le inundan los lagrimales