Dedos agrietados buscan el calor,
mientras ecos de las risas de niños
resuenan dentro de la agonía amarga
en sueños de fuego latente
Ojos de mendicidad ahogados en lágrimas
fluyendo en un mundo de imcomprensión,
donde infancia perdió su sentido,
salvo tal vez ser abusada
De sus labios ni una palabra escapa,
se encogen de miedo dentro de los corazones,
cual desiertos desprovistos del sentir humano,
donde el amor bajo polvo y cenizas se enterraron
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