A veces el mismo puto impulso retrogrado,
me pone de rodillas,
me quema las entrañas
Y me escupe a la cara,
cualquier insulto.
¡Ella era tan buena! Siendo mala,
que le reconozco su punto y coma.
Y todas las veces que me jodio
Viéndome a la cara,
¡ay mi vida!
Desde que te fuiste
hablo con los cadáveres en mi almohada.