Le sigo pidiendo un beso,
me sigue concediendo el deseo.
Le sigo diciendo te quiero,
me sigue tomando el pelo.
Le sigo ofreciendo mi cuerpo,
me sigue observando con desprecio.
Le sigo buscando…
pero ella,
seguirá escapando.
¿Tendrá miedo?
O, quizá,
sólo esté enfrascado,
en no advertir lo claro.
No estaré a tu lado.
Y,
si lo llego a estar,
será con desagrado.
¡Basta ya con el agravio!
Debo aprender a caminar descalzo
-sin buscar descanso en tu regazo-.
Debo escupir hacia arriba
y tragar mi propia saliva.
Debo huir de tu sonrisa…
¡pero me atrapa enseguida!
…sos la única y verdadera maravilla.
Paz,
en tiempos de guerra y mentira.
Luz,
en plena oscuridad aterida.
Sol,
coloreando mi alegría.
En una palabra:
vida.