Extraviadas en intrincadas urbes invernales,
envueltas en noches azules y abrumadas,
mis erráticas huellas trazaron latentes senderos, bifurcaron veredas agrietadas.
Deambulé hueco, huyendo de entes súbitos,
indiferentes. No quedaron hogares
durante tantas tempestades y alboradas.
De mis párpados diáfanas pócimas surgieron, diluvios que ahogaron patéticas nostalgias,
difusos reflejos y diálogos de ensueño;
pozos donde tan solo Thanatos me abrazaba.