IMPERTÉRRITO Y TOZUDO
En el vientre de la vida,
susurra el tiempo.
Con las voces del silencio,
en las simas donde habita.
Vestigios que va dejando,
huellas, señales y vidas.
Hondas grietas a su paso,
favores, dolor y dichas.
Se va quedando en silencio,
como en el vació la pena.
Impertérrito y tozudo,
como el viento que no cesa.
Lúcido en su madurez,
rebelde en su nacimiento.
Bebiendo de su silencio,
marca el hoy y el después.
Microscópicos se quedan,
entre sus eternas garras.
La vida que solo pasa,
entre sus dientes de fiera.
Oxida, templa y reduce,
arruga, merma y condena.
De su poder se desprenden,
vidas, sueños y quimeras.
Gravita sobre las testas,
como la luz y la niebla.
Su voz susurra en silencio,
para que nadie le entienda.
Vive en los órganos vivos,
en el final mora y medra.
Pretéritos y futuros,
presentes que se consuelan,
en su gigantesco vientre.
No se detiene ni frena.
No se apiada ni contempla,
la fortuna y la miseria.
Su imaginaria figura,
orgullosamente altera,
vidas y naturaleza.
Andar constante y sin reglas,
pero terco en sus maneras.
Sobrevolando se queda,
vigilando lo que encuentra.
A todo pone atención,
porque a todo pone fecha.
A.L.
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25/01/2020