Hoy le pondré el aparejo a mi palafrén
Buscare el senderó que me lleve al alma,
Siento los cascos de sus patas y manos y sus herraduras cuando tocan el suelo,
Cabalgare hasta la cima a paso lento sin qué se me agite y se me canse el mantón,
Que siente el peso de mis penas con las que carga mi corazón,
En la cúspide de mi alma el nombre de la mujer que amo, que a amuchas leguas de distancia se encuentra ella, la mujer de mis sueños, pensando cuando será el día, la hora, el alba o él ocaso al llegar la noche pueda sentir esos labios, que mi alma se aflige por sentirlo pegados a mi boca sin sepáralo, son los primeros pasos que doy cabalgando mi alma, como en mi mente poder tocar tu piel, como cabalgar en tu cuerpo, con mis palma de mis manos, sintiendo el fuego que desprenden sus poros de su cuerpo entero, mientras jineteo mi corcel que son los sentimientos que tengo y mis deseos de ti mujer, sabes que al cabalgar tu cuerpo con mis manos, es como si estuviera en la pampa desértica con el sol quemando mis lomos, es lo que veo mientras cabalgo mi alma, veo que el medio de él hay un oasis, donde se encuentra la eterna primavera, donde está la flor del amor que da su aroma y esta la magia de amarte sin cometer errores, donde siento tu aroma de mujer, que enciende la pasión desenfrenada mente, recuperando el tiempo que ha pasado sin verte, el mismo que he perdido sin tenerte en mis brazos, o tener tus pechos en mis manos, como la flor más preciada, de un valor incalculable como tu mi amor, son tantos los deseo como los sentimientos, por ti mi amor
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Autor eco del alma, derechos reservados
Antofagasta, 26, 202