A medianoche
Se ungen los relojes solitarios,
Derribados de estíos
y Sombras que no son mías…
Ser el Todo o la Nada misma,
Es la pregunta que me aguarda
Irrevocablemente
Cada día.
Se guarda
En celosa senda
y en edades sepultadas...
(De restos de vivencias
que ya he padecido) .
Misterioso rayo de tormenta
Que fluye y vaga
en el Espacio enardecido,
Sin Brújula ni rumbo…
Hacia el Olvido…
hacia al inasible Futuro,
que no ha sido….
Las Espigas doradas
en la hierba que me huyen…
Calaveras de antaño,
mis ancestros….
El horror incomprensible a los relojes…
Mientras giro eternamente
en la Tierra bulliciosa,
en silencio y en irrevocable
Destino merecido…
(Mientras la Historia de los Hombres,
Se diluye estoica y vanamente
en un instante heroico…
en un terco segundo que castiga
y se vuelve mutilado en un triste
Ahora).
(Patricia)