Por la calle pasa un perro,
muy despacio y, con su lengua,
va buscando un poco de agua
a la fuente que está cerca,
y de pronto un gato avieso
se le cruza y atraviesa
en lo ancho del camino
y hasta emprende la carrera,
el buen perro, indiferente,
se sacude la pereza
y prosigue su andadura
por la sed que le atormenta,
pero el gato, muy travieso,
busca lucha y quiere guerra,
y persigue a nuestro perro
dando giros y mil vueltas...
Hay un niño, muy nervioso,
que en la playa corre y juega,
intentando que a los cielos
suba y vuele su cometa,
pero el perro, ya cansado,
va y se lía con las cuerdas
de ese niño que intentaba
dar al cielo una sorpresa,
y hasta el gato, sorprendido,
se sorprende al ver la fiesta
del cometa por el suelo
y del niño y su rabieta,
pero entonces salta el perro
y hasta muerde en una oreja
a ese gato tan travieso
que encandila y busca gresca...
Resumiendo, que estos versos
no contienen moralejas,
y son solo unas palabras,
y un conjunto de entelequias
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/20