Un hombre en una noche
lluviosa y lobregosa,
estaba durmiendo,
pero dormía con el deseo
de su amada.
Soñaba que él estaba
persiguiendo a su amada, la seguían
los perros del deseo a la mujer,
pero la mujer no se detenía,
seguía emprendiendo su correr.
La mujer corría sin cesar,
atravesaba un río de deseo,
atravesaba un valle de
agua dulce y salada,
atravesaba al hombre desde lejos,
a su amado.
Pero el hombre sabía que
la tiene que dejar ir
a su amada.
El hombre desesperado,
empezó a llorar por la
desdicha de no tener
a la mujer.
Él deseaba tenerla,
pero no deseaba tenerla
todavía.
Pero cuando despertó, él
sin saberlo todavía que
despertó de su sueño,
la mujer estaba a
un lado suyo y
nunca se separó de él.
El hombre llorando la miró y la besó y se sintió feliz.