Dónde estaría mi musa
tan callada y soñolienta,
la busco por todos lados,
a ver si alguien la encuentra
y me la trae de vuelta
para ponerme contenta.
Dónde se fue, quién la tiene,
por qué no quiere escuchar,
se me escurre de los dedos,
los mosquitos, los malvones,
y las enredaderas secas
del jardín del corazón.
Dónde se encuentra mi musa
altanera, escurridiza,
que se esconde de mis manos
debajo de un pensamiento,
que me llama cuando sueño
y al despertar no está más.
La llamo por la mañana,
por la tarde, por la noche,
me sonríe desde lejos
mientras se pone a bailar,
no sé cómo corregirla
a que vuelva a trabajar.