Y transito en tu cuerpo, transito y transito entre la alfombra y el sendero inmenso de tus senos, como cabalgando en el florido verde.
Y remo en tu piel y sigo remando por la blanca arena que tiende a ahogarme y revivirme en el sudoroso aroma de tus zonas de placer.
Y vuelo en tus ojos, reflotando al tomar el vuelo en minutos, para iluminarme en el candelabro veraniego de tus ojos.
Y respiro, paciente, incesante, a tiempo constante, en la nuVe de tu cuerpo la que se apodera de las rosas.
Y nado, lento y pausado, nado hasta formar mezcla con cada pétalo de cristal que se arremolina entre tus labios y tu sonrisa de castillos.
Y miro al cielo, hacia ese cielo que embauca entre las sábanas de hojas de palmera como despertando entre el secreto que guarda la luna llena.
Y vuelvo al rio, saltando ese río de rocío de dunas de fuego, donde despierto en el beso nocturno de tus colmenas de miel.
Y vivo, sigo viviendo, para escribirte, para nadarte, para remar en el vuelo y terminar transitando, como siempre en el amarte... solamente amarte a ti mi amor