Sentado en el sillón
que guarda mis descansos…
en esta madriguera,
que esconde mis secretos…
dos sillas y un pupitre,
mis grandes posesiones…
el resto está en mi mente,
está en mis reflexiones…
Rozando al ermitaño,
me alimento sin más…
de la sabiduría
de mi propio silencio…
el rojo amanecer,
aclara mis ideas…
el susurro del viento,
despierta el pensamiento…
La noche ya se duerme… agonizante,
el día ha comenzado a levantarse…
ingobernables trastos
se guardan mis preguntas…
mis gritos de humedad,
adornan las paredes…
y surgen viscerales,
dolores de conciencia…
¿Donde está la esperanza,
que frecuenta la paz…?
¿donde la libertad,
del pájaro que vuela…?
¿donde habita la fe,
que mueve la inquietud…?
¿existe algún refugio,
que atienda al desamparo…?
¿donde estará la estancia,
que resuelva las dudas…?
¿donde estará la voz,
de mis palabras mudas…
Expectantes…
en el quicio de puerta…
me acechan pensamientos
que intentan controlarme…
mañana volverán…
les estaré esperando…
no puedo relajarme…
Liberarce
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