Como un lejano hálito de las ígneas esferas
llega hasta mí tu imagen de los rosados años
y ahora mi alma sufre los duros desengaños
de falsas promesas y palabras lisonjeras.
En los suaves días de floridas primaveras
me invitaste a ascender los alegres peldaños,
entre dulces palabras y agoreros engaños,
de la dicha sin fin de las arduas escaleras.
Mas ya no es tiempo de volver a falsos recuerdos
de tu bella imagen, impoluta e inmaculada,
que mis ojos y mi amor obnubiló una vez.
Hiciste mil pedazos nuestros caros acuerdos
una aciaga tarde, furiosa y desesperada,
cuando nuestro amor heriste por una sandez.
Suspiros y sueños de amor