Quiero sentir tu tibio aliento
y acostarme en él, una y otra vez
como si fuera tapete de flores
y en un abrazo profundo
dejar que venga el después.
En un río de coloridos mullos.
Quiero que el viento me eleve
hasta una muy grande nube
hacerme del mundo viajero
y con un chasquido de mis dedos
lograr detener el tiempo.
Para en cada rumbo dejarte un te quiero.
Quiero que tomes mis manos
con suavidad entre las tuyas
y con la tibieza de tu alma
las protejas, las cubras
dándome la seguridad de ser amada
y por la luz de tu alma cuidada.
Que no haya más penumbra.
Quiero habitar entre este mundo y el cielo
cubierta por el manto de tus acordes internos
los que llevan la energía de un alma rendida
ante el sublime amor que en mí se enraíza
con la inmensa grandeza que los cielos le dan.
Donde el amor con más amor se tapiza.
Quiero acostarme sobre tu pecho
el que me da descanso calmo y eterno
ese que solo tienen los del amor adeptos
fusionado con paz y cándida religiosidad
porque siguen del amar sus preceptos.
Y en él, encuentran un derroche de bondad.
Yamila.