La luna revestida de pureza
observa los amantes como jueza.
Los ojos amorosos impacientes
se inspiran en sus rayos refulgentes,
corriendo por los cuerpos los torrentes
de ígneas pasiones muy ardientes.
Lo ignoto de la luna es cautivante,
su magia es un secreto deslumbrante.
Callada en el cenit con sutileza
provoca los momentos más fervientes
guardados de manera apasionante.