En el umbral de tu boca
mi lengua se asoma y toca
tu lengua que la provoca
con pasión humeda y loca.
Caliente como una roca
la tuya se te trastoca
saltando como una foca
al fuego que la sofoca.
Una a la otra retoca,
la humedece y la disloca,
una utiliza y enfoca
lo que la otra convoca.
El trasiego se desboca
y en un sinsentido invoca
que el deseo no derroca
lo que el placer no revoca.