Tardes que caen
suaves como pétalos
rozando las mejillas;
dispersas.
Y no puedo estar triste
y ser el sol.
Cuando encuentres
el aliento en el grito
o las manos
en la oscuridad,
cuando encuentres
en sus acciones
la piedad,
cuando encuentres
ojos tristes
que brillen
jaspeados e ilustres
pincelados de bondad,
los pecados sufridos;
no se detendrán.