Y de pronto llegas, te instalas en mi vida, como una entrópica fantasía, y la utópica locura, de ser barco de papel en la tormenta de mis noches; ahora somos náufragos, en el mar de la poesía.
Con pétalos de luminiscentes girasoles,
cubres cada una de mis heridas,
y entré letras distantes, le danzamos un tango a la pasión y la locura, a solas, en ese cuarto ahora solo nuestro, ese que mes con mes, para nosotros mengua la luna.
Eternas lunas-.