Mis manos se deslizan cual pincel,
por su piel,
tratando dibujar con gran ternura,
su figura,
que colma con ardor mi corazón,
de pasión.
Vibrando en los doseles de algodón
sus formas venusinas son volcan;
y llenas con fulgor de talismán,
su piel y su figura son pasión.
Autor: Aníbal Rodríguez.