Cuerpo de mujer,
cuerpo blanco,
tus ojos son como la luz de la
luna creciente.
Manos juguetonas,
manos de princesa encantada,
adormeces tu cintura sobre
el látigo de la luna dormida.
Cuerpo ablandado a la semejanza
divina de la noche;
Ah, los vasos blandos del pecho!,
Ah, el río de tu boca!, Ah, el
fuego de tu corazón agitado.
Blancos ojos, blancos como la luna,
¿en qué tiempo he de amarte tanto?
¿en qué tiempo he de besarte?