Y el espectro azul, aquel fantasma, la llevó lejos, y voló su alma, hacia un momento mágico, y era ella, Herminia, la que entonaba en el violín. Cuando más y más y quiso ser sin conciencia, amar a José. Y amaĆdolo fue que sintió amor y pasión ardiente con el cálido amor, que sólo soslayó en el tiempo, y en el eterno amor entre ellos mismos. Cuando el fantasma azul se la llevó, después de ese altercado en que muere Herminia, y la madre y el padre entre el altercado con José. Y se llevó a cabo la fuerte fuerza entre el poder del amor a su hija, y pudo más el coraje y el rencor y el odio por haber perdido una virtud la cual sólo le pertenecía a ella, a Herminia. Pero, era ella, la que perdió la decencia, el amor y el haber profanado un techo el cual lo era todo para Herminia. Y sí que lo era, pues, su padre lo era todo, cuando era su pilar y su mentor a seguir. Cuando en el alma se dió un fuerte dolor que acabó con la vida de ésta pobre muchacha que dejó a su alma perdida de un sólo tiempo en que yacía el temor a ser cierto en ésta alma llena de luz, pero, sobre todo de amor y de pasión sin poder concluir. Dentro del haber amado se cosechó más el deseo, de entregar el anhelo y el tiempo en cada paso de la vida, pero, el amor y la vida pereció en un sólo instante de temor y de sola ansiedad. En que sólo el desierto fue para su alma fría un sólo tiempo en que sólo el deseo fue y será por su amor a José. Cuando en el amor se dió, como la gran e inmensa percepción de saber que el destino es y será como el haber amado a tiempo completo a su gran pasión destrozando el cielo gris de tormenta hacia un cielo azul celeste que era todo el bien para Herminia. Cuando en el amor se dió como la verdad más elocuente que desafío el desierto en el camino y en su propio destino fugaz como aquella muerte insegura de horror que le llegó más pronto que el mismo amor en el ocaso del cielo azul. Cuando en el alma se vió reflejada en cada suspiro de ese amor tan perdido y escondido como tan clandestino. Y era ella, Herminia, la del corazón roto y en pedazos, sustancialmente en trizas, desde que el amor finalizó con una camorra entre sus padres y su gran e inmenso amor, José. Pero, llegó la hora, de entonar en el violín el acecho de una sola canción que sabía en triste soledad. Y en cada situación de la vida aún, y más aún, en el tiempo poco demostrar que el amor en cada desilución de esa pasión escondida como lo fue amar desde sus adentros. Como lo fue amar con una sola percepción de sentir sin sentido lo que creía perdido y tan prohibido como lo fue amar a escondidas. Y dentro del corazón amar sin ciencias ni química exacta. Y sentada en aquella piedra esperó a su gran amor. Cuando en el alma se quedó fría y delirante de delirios, cuando en el ocaso enfrío lo que más deseó, y en el alma una funesta decisión en creer lo que más dejó el tiempo. Y en cada palabra del amor, una pasión que sólo el amor quiso creer. Y en una eterna desilusión, saber que el tiempo casi no es imperceptible. Cuando en el amor se sintió como el dolor más doloroso o más fuerte de la historia entre Herminia y José. Cuando en el alma se llenó de una sola luz, cuando cayó dentro de un espectro azul, que la quiso como suya y más como a su propia alma en ese alucinante cuerpo devastado por el tiempo.
Continuará……………………………………………………………………..