Eres estrella entre luciernagas embelesadas que remueven el paisaje,
Dibujando a brotes de copihues el pasadizo hacia mi refugio en tu jardín,
Donde las olas agitadas por el silencio golpean el invierno intranquilo,
Mientras el sol respira las flamas de un verano que se ha detenido,
Te vuelves cadencia en revuelo incesante con tus caderas de fuego,
Transitando por entre las pulsaciones infinitas de mis manos temblorosas,
Que se transforman en deseo dantesco de tu mirada sobre mis ojos,
Deseo de un abrazo, con mezcla de sabores de uno y otro beso,
Eres limítrofe, despliegas formas que surgen como fenix dorada,
Desatando las bisagras de mis puertas cerradas,
Escondiendo las llaves del inevitable rio de sudores,
Hasta que tu suave mirada de ventarron sofoca mi respirado control,
Y te muestra en árboles de verdaderos detalles,
Con cada rama que crece y se entrelaza como las venas del corazón,
Tú me miraste y supiste siempre cuidar con un abrazo las alas en vuelo,
Llegando en cuerpo y alma al camino encendido de tu carretera,
Donde nos mezclamos entre sabores de miel que nos lleva a los cimiento de tu amor,
Y yo busco encajarme entre el perfume de tus sábanas tibias donde despierta el poema de tu ser,
Y retorno... Ahí retorno entre las velas encendidas que me hacen sentir que tu vibrar es infinito entre medio de la oscuridad.
Te sigo amando...
Siempre serás tú...
Si vuelvo a nacer, pido estar entre medio de tus brazos...