El viento besa mi oído
con su suave caricia.
Es tanto que no olvido
y que me enjuicia.
Sólo la luna me mira...
Mientras, muda divago,
con un as de ira,
bajo el pecho, cual naufrago.
La decepción, ha corroído
el índice de confianza...
Pues, dí rumbo a sinsentidos
de amores sin esperanza...
Que quizá, ahora,
que el amor he hallado,
es tan tentadora
la oferta de ser por mi, anulado.
Es tan cálido,
el efecto de la fantasía.
Imaginarme a su lado,
evoca toda alegría...
Que lo quiero amar,
sin tiempo designado,
y a él entregar,
mi templo sagrado.
Pero, ¿Cómo hacerlo?
Si me siento la más idiota,
por querer aludirlo
de su personalidad oculta.
La lluvia, disimula las lágrimas
y del corazón, el escalofrío.
Ya es de madrugada...
y despierta, sueño en el vacío.
No hay estrellas en el cielo.
Estoy a oscuras, desolada.
Tal vez, ya vivo el duelo
de una muerte anunciada.
Estoy abducida,
en éste valle de insomnios,
porque te pienso mucho, vida mía,
y al mismo tiempo, debo admitirlo...
Ni siquiera somos nada,
y quizá, soy sólo yo
la que está enamorada,
de quien creo mío, cuando es... suyo.
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De: Diana Janeth Reyes Diáz.
( Diana Reydz )
Publicado el 30/01/20
11:27pm
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