Escribir por escribir XVIII
La oscuridad le invita Doña Muerte,
juntas degusten de la copa rota,
sé que no se hablarán, no habrá una gota
de lamento, la tierra es tierra inerte.
Saborearan el regusto amargo
de hueras vidas que van andando solas,
de luces que no alumbran más farolas,
de seres que conviven en letargo.
El silencio les habla de almas viadas,
de un mundo agreste y sin palabras: seco,
enfermo, estéril, trémulo y trastueco;
donde existen figuras endiabladas.
Negro será el mantel y en el cecinas
humanas de manjar, el alimento
que después de las guerras al momento
compartirán pues son buenas vecinas.
Han visto juntas siglos de desgracias,
juntas han visto un cúmulo de guerras,
guerras sin más razón que usurpar tierras
vendiendo grandes dioses de falacias.
Pobre hombre que camina en soledad,
el dinero su símbolo sagrado
lo hace creerse un ser que está salvado...
se siente un dios y mama oscuridad.
Ya llega nuestro apocalipsis, sientan
como los ángeles del cielo gritan,
millones en la tierra ya tiritan
golpeándose el pecho se lamentan.
Pero ya es tarde y las trompetas suenan
gloriosas, el Mesías vuelve al mundo,
es Dios de hombres, es Dios bueno y fecundo...
qué pena y muchos hoy no se den cuenta.
Alfredo Daniel Lopez
30 - 01 - 2020