Cuando te vi y oí tu nombre por primera vez
me sonaba como río de agua entre piedras.
Para mí eras una acuarela llegado de Erin
Deslumbramiento en plenitud brillante.
Eras gratia plena,pero yo no lo era
para ti y mi dolor fue inmenso más
allá de toda expresión del alma.
Que yo pudiera sentir jamás.
Hoy repaso en mis recuerdos
y te digo: ¡Desgraciado,muérete ya!