Dentro del vientre una nuez engendrada,
vio la luz el primero de febrero,
naciendo rodeada de: ¡te quiero!
la familia su presencia alegraba.
Fue capullo que fragancia manaba,
exquisita con aroma a florero,
reluciente como obra de alfarero,
que vacíos emotivos llenaba.
¡Oh bella flor, que feliz decoraba!
el triste jardín por el veranero,
lluvia límpida y fresca que regaba,
con amor bello, dulce, duradero,
que suavemente tristezas borraba,
iluminando vidas cual lucero.