Érase una vez... una estrella,
objeto celeste que iluminado está,
helio e hidrógeno conforman su cuerpo,
más su alma es distinta a las demás.
Bella por naturaleza no necesita de nadie para brillar,
independiente es y hermosa su esencia,
cuerpo celeste que trás el cielo surcar
envidian su silueta cual tesitura melódica.
Érase una vez una estrella, tan bella si,
que no solo conformada está de partes etéreas,
sútil y sublime es, cual astro inalcanzable,
poder tocarla aunque efímero quisiera.
Libre para aventurarse en el oscuro firmamento,
su luz trémula son sus ojos vigorosos
que opacan al sol y a la luna por igual,
que celosos por su resplandor caen rendidos ante ella.
Érase una vez una estrella, yo la he visto
el firmamento se posó en su cabello,
su luz surge de su alma y la irradian sus ojos,
y la estrella..., mi estrella eres tú.