Cómo la arena se escurre
entre los dedos,
como el agua resbala por un cuerpo
así se escapó mi amor
aquella tarde gris.
A ninguno de los tres pude sujetar,
( Ni a tí, ni a mí...ni a este amor)
marché con el cobrizo de mis ojos
derramándose, vertiendo preguntas,
las palabras mudas le dieron
todas sus respuestas.
Quedó visto para sentencia el juicio,
dictó el juez supremo,
culpable por haber osado amarte.
© Juan m Vargas
© El baúl de los sentimientos