Sonrisa de nena
que nunca nació,
se fue con la pena
de un canto de amor
que rompió la vida
que alguno frenó.
Decenas de auroras
que nunca miró,
de tardes y noches
que nunca durmió,
manitas chiquitas
que nunca creció.
Poesía trunca
que el tiempo escondió,
flores de la vida
que el canto borró
sintiendo en los huesos
un velo de horror
que sube en las venas
rompiendo el candor
de esperanzas buenas
sin ningún valor
desde el sacrificio
a un mundo mejor.