Y era ella, ¿Herminia o Rosa Jazmín?, y José, lo decía, -“¿lo sabía?, que Herminia volvería, otra vez”. Y José, entre su ilusión y su fantasía, sólo quiso ser en ciencia cierta una química real que conectara con su corazón y con su alma el amor total entre los dos. Y ella creía, en ser como el cielo azul, cuando aquél fantasma azul, se debió de entretejer la más cruel y la más vil de las redes atrapando el amor en un solo corazón. Cuando en el ambiente se debió de ver que aquella piedra vieja, en el lugar perfecto para amar y entregar el amor en cada paso en la vida, se debió de amar más y que era y estaba hallada en el llano del Hoco. Cuando en el amor se debió de ver y de sentir más la pasión eterna y la ilusión en cada delirio del corazón y del gran camino. Sólo quiso ser en Rosa Jazmín, cuando se reencontró con José en aquella cafetería. Cuando en el alma supo que la fantasía se debe de entretener con la pura realidad, y la realidad era esa que era Herminia aquella mujer llamada Rosa Jazmín. Cuando en el alma se debió de poseer el destino más cruel y más delirante en que se debió de enfríar el camino frío. Pero, quedó con una lágrima adherida como un eterno imán entre aquella piedra del llano del Hoco. Cuando en el desierto de su numen se llevó acabo el amor y la pasión una terrible y una gran decepción que sus padres se enteraran de todo lo malo y pernicioso de sus malos actos entre el llano del Hoco y la piedra aquella donde se profesaban tanto amor, Herminia y José. Cuando en el temblor de su piel amó intensamente, y soslayó en sombras amargas en que sólo el tiempo quiso ser a conciencia una eterna lluvia en que sólo el deseo se convertiría en un amor para toda la vida y más para siempre. Cuando en el tesoro de la muestra se debió de ver la prueba de amor que le dió Herminia a José, cuando lo amó y el acecho de un porvenir incierto quedó y para siempre. Cuando en el alma se quedó como órbita lunar enredando el delirio de un total frío entre los cuerpos. Desnudando y delirando el poco porvenir incierto de un ocaso tan delirante como aquel desafío entre los dos. Y era aquel fantasma azul, el que le concedió vida y más un deseo en poder vivir más. Cuando José, era el novio delirante de Rosa Jazmín, la cual, era como la rosa verdaderamente.
Continuará…………………………………………………………………….