Mi corazón
pide un respiro,
mis pulmones
tus latidos.
No sos más que un sueño atrevido.
No soy más que un suspiro.
Lo sé,
no soy tú tipo.
Pero ojo,
yo tampoco soporto tus gritos.
¡Pero qué bendito sonido!
Tus alaridos,
son terapia,
amor mío.
Sos la cura que me enferma.
Tragedia,
que acaba con mis guerras.
O bien,
la única prenda
que no me queda.