La alondra...
canta alegre al mediodía,
una nueva primavera
de plata...
tras los cristales
se me anuncia,
un rayo de sol...
atraviesa muy dulcemente
la copa de mi alma,
se diría...
que su canto alegre
y taciturno,
deshace
en su incorpórea
levedad...
los copos helados
de un corazón valiente,
en lo más desasistido
de su invierno.