Batallas auténticas. (2)
Después de batallas auténticas
procuro vivir con refugio en casa
y en un trocito de la tuya
más según miro hacia adentro
me turba todo lo mío,
aunque solo sea el custodio.
Me corroe el dolor y no lo oculto
pues está formando morada,
una clase de vida ensimismada
aparte que me viven agrupadas,
monotonía y ruinas
que marcan sus terrenos
con dejadez y derrumbe
en un sin fin de silencios.
Tergiversando todo pensamiento
debo armarme para la batalla
por donde intuyo debo dirigir mis pasos
sin maldecir a nadie,
aunque veo siempre
la inoportunidad latiendo.
Hoy lo auténtico siempre se me escapa
deduzco irremediablemente que,
muerto yo, todos muertos,
o viceversa.
(de cielo y tierra)