jorge enrique mantilla

Soñé que había muerto

Soñé que había muerto

 

Anoche me acosté tembloroso, asustado y muy preocupado

Y me levanté en la madrugada, sudoroso, nervioso y angustiado

Soñé que había muerto y en una bóveda lúgubre me habían enterrado

Nadie fue a mi entierro y desde lo alto, estaba enojado y extrañado

 

En un cajón de madera angosto, me habían metido, acosado y apretujado

El silencio hacía mella, sin cánticos, ni llantos, por nadie escuchados

En un coche fúnebre destartalado, en un muladar del cementerio fui tirado

Sin dolientes, ni curas, por nadie fui bendecido, ni santiguado

 

Solo el triste sepulturero, miraba alrededor y se reía ver lo contemplado

Abrió un hueco en la tierra y allí de un jalón, el cajón mortuorio fue triturado y arrugado

Me echó tierra encima y con fuertes ganas, me pisaba todo enojado

Con un palo escribía mi nombre, sin ecos de garabatos, fui anunciado

 

Allí quedó mi cuerpo desvencijado, podrido y de todos olvidado

Sin lápida, ni flores, ni jardines, por nadie fui extrañado

De nada valieron las guerras y batallas de todo lo luchado

Ni los amores de aquellas mujeres hermosas, sin llantos, ni lágrimas llorado

 

Solo revoletearon unas cuantas moscas, de mi podredumbre equivocado

Así es la muerte y nadie después de muerto ha regresado

Solo Jesucristo, es el único que ha vuelto y ha resucitado

La vida es un paso hermoso y lo hemos a mis anchas, disfrutado

 

Después de muertos, para todos somos ajenos y de recuerdos olvidados

De las cosas buenas y malas, de calumnias e insultos soportado

De amores y quereres, de anhelos lejanos sin emociones suspirado

De mis poemas maravillosos, uno que otro, fue narrado y publicado

 

Ahí les dejo mis pensamientos y todo lo escrito y expresado

El aire arrastra las hojas de mis sentimientos y en un muladar fueron abandonados

Mi espíritu vuela por los vericuetos del infinito acariciado

La vida esplendorosa, la gocé con risas y alegrías, del ser maravillado

No queda sino despedirme de éste sueño horrible, el canto del gallo, me ha despertado

 

Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga enero 15-2020