Por eso te creí en la sombra de una luna,
para buscarte en la cornisa de mi mente
y recitarte versos de terciopelo color de hiel.
Te imagino en las cordilleras de tus anhelos,
derramando lágrimas de olvido y sangre
lamentando el infortunio de mis deseos.
Te pienso en la muralla de tus desvelos,
murmurando frases de momentos fallidos
y entonando cánticos aletargados de melancolía.
Te recuerdo entre aromas de colores,
exhalando frases de afección y cariño
en medio de fantasmas hambrientos de besos.
Te deseo entre crepúsculos de ternura,
blandiendo la espada de tu tierna locura
y clavándola en el pecho de mis lamentos.
Te busco entre mis sollozos más profundos,
para enamorarte sin fronteras ni final,
más ignorante estaba... que ya no eras mía.