En este mundo me dejaste solo y afligido
mientras tú huías por las esferas del desengaño,
viví descuidado mucho tiempo en un engaño
sin haberme nunca jamás de ello apercibido.
Hoy en esta soledad creo haber renacido
como el ave fénix de sus cenizas antaño;
tú te has ido, y tu huida me ha causado gran daño,
tanto daño que por tu ausencia he enloquecido.
Hui del mundo y me sepulté en un desierto extraño,
en su calma hallé la dicha y la felicidad
que en tu huida dejaron huérfano a mi corazón.
Ahora vivo la sobria vida de un ermitaño
sumido en tanto silencio y tranquilidad
que mi alma ya no siente ninguna pasión.
Suspiros y sueños de amor