Igual que las auroras luminosas,
las tardes melancólicas me inspiran;
en ellas viajan sueños que transpiran
las almas, que de amor, producen rosas.
Cabalgan sobre nubes primorosas,
sonrisas encantadas que deliran;
que llevan esperanzas que suspiran
repletas de pasiones tempestuosas.
En medio del cenit y los trigales
arropa su ilusión el pensamiento,
y oyendo el dulce trino de turpiales
se mezclan sus tonadas con el viento;
y surcan grandes mares espaciales
portando el más hermoso sentimiento.
Autor: Aníbal Rodríguez.